Una democracia fuerte para favorecer la innovación.
Personalmente, lo que más me ha llamado la atención es la idea de que cuanto más democrática sea la escuela, menor es el grado de conflicto, pues al haber más participación, por parte de todos (profesores, alumnos, padres…) hay mayores posibilidades de llegar al consenso mediante el diálogo, que para eso somos seres racionales.
La democracia nos educa como seres libres y críticos con la sociedad que nos rodea, inculcándonos valores de respeto, sentimiento, moral y nos enseña a luchar por nuestros ideales, siempre y cuando no sean un beneficio personal, sino un interés comunitario.
Es difícil crear un ambiente democrático en una escuela tan jerarquizada, donde cada cual juega un rol sumiso ante un jefe dominante, imitando así el sistema capitalista de la sociedad, donde sólo importa obtener mejores resultados en menos tiempo, sin importar el proceso. Y lo más triste de todo, es que la mayoría de los centros educativos en la actualidad aún están en ese modelo de escuela tan “chapado a la antigua”. No hay participación y las decisiones las toma quién en ese momento está al mando, mirando por sus propios intereses.
Si quieres educar democráticamente debes fomentarlo desde el principio, a los niños, para que crezcan sabiendo que es posible otra forma de ver el mundo, y que sean seres críticos que luchen por lo que quieren. Aunque está claro, que para educar en democracia, no basta con decir lo bonito que es, debes experimentarlo por ti mismo, pues si no, caemos en el error típico de “haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago”. Con esto me refiero al típico profesor que te dice que no es ético ni bonito decir tacos al hablar y según te lo está diciendo dice tres palabrotas, pues no, si quieres que lo que enseñas tenga algún efecto deberás aplicarlo para que luego no pueden decirte “es que lo que tu estas haciendo hace tanto ruido que no puedo escuchar lo que me dices”, es decir, dar ejemplo con tus propios actos y no con tus palabras. Ser coherentes entre lo que se dice y se hace. Sobretodo no olvidar que la educación va dirigida a los niños, y que son ellos lo principal, por lo que debemos encontrar las mejores soluciones que favorezcan su aprendizaje y no nuestra comodidad.
Al menos hay que reconocer que en algunos sitios se intenta y en otros se consigue una educación democrática a través de la comunicación (mediante debates, opiniones…), la cooperación y el aprendizaje entre iguales (todos ayudan a todos), la toma de decisiones mediante asambleas (en las que mediante el diálogo se llega al consenso), en definitiva, un tipo de organización escolar que permita expresarse libremente en las que todos puedan aprender de todos, tanto los alumnos de los maestros, como los maestros de los alumnos, donde la fuente de todo conocimiento sea el conocimiento en sí y donde todos puedan participar en su propio proceso de aprendizaje. Y esto, aunque parezca muy utópico, es posible.
Un saludo, Rebeca Ruiz
miércoles, 18 de marzo de 2009
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