miércoles, 18 de marzo de 2009

Sobre el profesorado innovador

¡Hola!
Entre las lecturas que tenemos leí, refiriéndose a la labor docente en una de ellas que “se debe tener un ojo mirando a la realidad y otro en la utopía”. Me encanta esta imagen porque es el paradigma del profesorado innovador a mi parecer; es el tener siempre horizontes que van más allá de la realidad que tenemos para ir superando esa realidad, que es sórdida y triste a veces, y que por ello es necesario cambiar. Utopía que se puede ir transformando en realidad partiendo de nuestra actitud, de nuestro trabajo y de una motivación renovada cada día.
Esa motivación renovada, cuando se llevan muchos años trabajando, a mi parecer ha de buscarse en la investigación-acción, en la lectura constante de textos que nos hacen abrir nuevos puntos de vista al entendimiento y renovar continuamente el conocimiento que tenemos, y nos empuja a la reflexión, a una reflexión que podremos vincular con la práctica, sobre la realidad que tenemos en el aula, y sobre nuestra forma de interactuar y de organizar el aprendizaje.
Y el planteamiento de utópico con que se designa al decálogo para profesorado innovador y administraciones renovadas, llego a la conclusión de que en la actualidad es utópico porque existen dos resistencias principales que refuerzan este adjetivo: la inmovilidad de la administración y del profesorado, precisamente porque cuando se venzan las resistencias de estos dos entes, la sociedad y la consideración de ésta hacia la educación y el profesorado cambiará.
Porque parece, bajo mi punto de vista, que la administración va hacia atrás actualmente, especialmente en Madrid, y autonomía a los centros y a los profesores, cada vez menos, tiempos y espacios para formación y encuentro del profesorado muy muy poquitos, peores condiciones en las aulas (subidas de ratio, menos presupuesto para material, …), y en general, poco o nada hace la administración para favorecer el reconocimiento profesional del docente y la mejora de las condiciones.
Y en cuanto a la resistencia al cambio del profesorado, aquí es donde
nosotr@s si podemos cambiar más directamente las cosas, porque nos incumbe y nos toca de lleno. Es decir, creo que en el decálogo se ve como utópica ciertas actitudes, porque somos un colectivo en general que se resiste al cambio, imposibilitando así que se nos dé el reconocimiento social que como profesionales de un campo tan importante necesitamos. Porque creo que somos nostr@s los que tenemos que elevar nuestra autoestima como profesionales para que pueda existir ese reconocimiento social. Pero esto no se consigue porque sí, sino por ser un colectivo que se esfuerza, que lucha por el cambio y la mejora de las realidades con las que se enfrenta día a día, porque se forma y se prepara continuamente (ya que nuestra profesión requiere de un constante reciclaje ya que es un proceso, y como tal requiere de una continuidad) y porque trabaja coordinadamente con toda la comunidad, y abre la escuela al entorno.

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