domingo, 15 de marzo de 2009

ARTICULO

TRIBUNA LIBRE
Bolonia ¿futuro o mercantilización?
En el año 1999, los ministros de Educación de 29 países europeos firmaron la llamada declaración de Bolonia, donde se comprometían a establecer un espacio europeo de Enseñanza Superior, con el objetivo de hacer más competitiva nuestras universidades. Para ello, se plantea un sistema homologable de títulos que favorezca la movilidad entre universidades. Se favorece dicha movilidad de estudiantes por medio de un sistema unificado de créditos. Un sistema de enseñanza estructurado en dos ciclos. El primer ciclo ya da acceso al mercado laboral. Garantiza la calidad con vistas al diseño de criterios y metodologías comparables, promoviendo la dimensión europea de la enseñanza. En principio, esta declaración es razonable, pero no lo que se quiere hacer en su nombre. Está claro, que nuestras universidades necesitan de importantes reformas, pues están sumergidas en un burocratismo estéril, con graves problemas internos y en consecuencia una pérdida muy importante de influencia en la sociedad. ¿Qué ha sido, es y debe seguir siendo la Universidad? Un espacio educativo donde se produce, transmite conocimientos y se da una gran difusión y critica del conocimiento. Nunca debe ser un mero instrumento de fabricar titulados con los perfiles que interesan al mercado. Es curioso como los defensores del actual proyecto Bolonia utilizan la palabra sociedad, cuando deben utilizar la palabra mercado, pues supeditan continuamente toda la finalidad de la Universidad al sagrado mercado. Veamos algunos ejemplos de declaraciones. Montserrat Casas, rectora de la Universidad de las Islas Baleares dice “La universidad, lo que tiene que hacer es dar la estructura mental adecuada para que la persona se pueda adaptar a los distintos tipos de trabajo que le puede ofrecer la sociedad (mercado). No tiene sentido mantener la enseñanza de una materia cuando la sociedad (mercado) necesita otro ámbito”. La presidenta del Consejo Social de la Universidad de Sevilla, declaro en 2006 “se procedería a adoptar medidas para adaptar la oferta académica al tejido productivo y a las demandas de la sociedad (mercado)”. Podríamos seguir poniendo múltiples ejemplos de por donde va en definitiva el proyecto educativo de Bolonia en España. Como dice Isidoro Moreno “Bolonia es la más importante reforma de nuestras universidades desde la segunda mitad del siglo XX. Ponerlas al servicio directo del mercado, eliminando o reservando a selectas minorías su dimensión reflexiva y crítica”. Se busca profesionales que no tengan capacidad crítica pero que sí se adapten con facilidad a las necesidades empresariales. Lo que se pretende no es un buen nivel de cualificación sino unos conocimientos mínimos y lo más polivalente posible, junto a un máximo de pensamiento acrítico. Cuando se presenta el Documento-Marco este no es más que un refrito de las propuestas más retrógradas de Bolonia con los objetivos de la nefasta LOU. Su insistencia en el cambio de metodología va encaminada no a mejorar la calidad educativa y los contenidos de la enseñanza sino a las técnicas de aprendizaje. Para los propulsores oficiales de Bolonia, los títulos deberán diseñarse en función de los perfiles profesionales que demanda el mercado. Pretenden despojar a la Universidad de los principios básicos por los que se ha regido a lo largo de la historia, para transformarlo en fábricas de títulos que atiendan en exclusividad al mercado y no a la sociedad. Los que defendemos una Universidad como centros de transmisión, de creación de conocimientos y de difusión y crítica del saber buscamos la máxima calidad y que esta esté al servicio de la sociedad. No nos queda otro remedio que oponernos radicalmente al proyecto de Universidad que diseña el gobierno con la excusa de Bolonia, aún a pesar que ésta declaración tiene aspectos muy aprovechables. Desde las instituciones universitarias y del Gobierno del Estado acusan a los que nos oponemos, a la falta de conocimiento del proyecto y que van a informar ampliamente. Está claro, que lo que quieren hacer no es informar, sino hacer propaganda para vender un producto infumable que va a llevar a la Universidad al deterioro total. Ha quedado claro que se necesitan cambios profundos, pero no los cambios que nos proponen en función del mercado. Lo que deseamos es que la Universidad futura recupere el papel social que ha tenido como centro de sabiduría crítica, fundamental para el avance de la sociedad Los que tan fervientemente defienden Bolonia son los mismos que han llevado a la Universidad al descrédito actual con una falta de inversión alarmante. Mientras que el Estado español destina el 0.91% del PIB, la Unión Europea a 15 se sitúa en el 1,3% del PIB y países como Suecia y Finlandia destinaban el 1,5% del PIB en el lejano 1996. En el año 2006 se gastaron 8.927 millones de euros, cuando la inversión debería rondar los 13.500 millones. Por eso, si el gobierno piensa que con la limosna de 120 millones de euros adicionales que acaban de conceder se terminara la protesta, es desconocer la realidad y pensar que los estudiantes y profesores somos imbéciles. Las plantillas de profesores no están ajustadas a la demanda de muchas titulaciones, no hay flexibilidad en el sistema para favorecer la movilidad docente y gran cantidad de proyectos de investigación carecen de fondos necesarios para su funcionamiento. Podemos comprobar como no hay una sola universidad española entre las cien primeras del mundo. Nos encontramos con una inflación de universidades, creadas al albur del clientelismo del político de turno, sin ver si tenían futuro, con lo cual cada vez su calidad disminuye y su futuro es más incierto. El proyecto actual de Bolonia no es asumible por el mundo universitario y empecinarse en mantenerlo es cometer un error mayúsculo, uno más de los que estamos sufriendo en el mundo de la educación. Señores del poder empiecen por invertir en educación y propugnen leyes educativas que estén al servicio de la sociedad y no de grupos determinantes. La sociedad española demanda un mejor sistema educativo y si queremos salir de la crisis actual con un mínimo de posibilidades, pasa por invertir y mejorar la educación del país en todos sus ámbitos. -->
En el año 1999, los ministros de Educación de 29 países europeos firmaron la llamada declaración de Bolonia, donde se comprometían a establecer un espacio europeo de Enseñanza Superior, con el objetivo de hacer más competitiva nuestras universidades. Para ello, se plantea un sistema homologable de títulos que favorezca la movilidad entre universidades. Se favorece dicha movilidad de estudiantes por medio de un sistema unificado de créditos. Un sistema de enseñanza estructurado en dos ciclos. El primer ciclo ya da acceso al mercado laboral. Garantiza la calidad con vistas al diseño de criterios y metodologías comparables, promoviendo la dimensión europea de la enseñanza. En principio, esta declaración es razonable, pero no lo que se quiere hacer en su nombre. Está claro, que nuestras universidades necesitan de importantes reformas, pues están sumergidas en un burocratismo estéril, con graves problemas internos y en consecuencia una pérdida muy importante de influencia en la sociedad. ¿Qué ha sido, es y debe seguir siendo la Universidad? Un espacio educativo donde se produce, transmite conocimientos y se da una gran difusión y critica del conocimiento. Nunca debe ser un mero instrumento de fabricar titulados con los perfiles que interesan al mercado. Es curioso como los defensores del actual proyecto Bolonia utilizan la palabra sociedad, cuando deben utilizar la palabra mercado, pues supeditan continuamente toda la finalidad de la Universidad al sagrado mercado. Veamos algunos ejemplos de declaraciones. Montserrat Casas, rectora de la Universidad de las Islas Baleares dice “La universidad, lo que tiene que hacer es dar la estructura mental adecuada para que la persona se pueda adaptar a los distintos tipos de trabajo que le puede ofrecer la sociedad (mercado). No tiene sentido mantener la enseñanza de una materia cuando la sociedad (mercado) necesita otro ámbito”. La presidenta del Consejo Social de la Universidad de Sevilla, declaro en 2006 “se procedería a adoptar medidas para adaptar la oferta académica al tejido productivo y a las demandas de la sociedad (mercado)”. Podríamos seguir poniendo múltiples ejemplos de por donde va en definitiva el proyecto educativo de Bolonia en España. Como dice Isidoro Moreno “Bolonia es la más importante reforma de nuestras universidades desde la segunda mitad del siglo XX. Ponerlas al servicio directo del mercado, eliminando o reservando a selectas minorías su dimensión reflexiva y crítica”. Se busca profesionales que no tengan capacidad crítica pero que sí se adapten con facilidad a las necesidades empresariales. Lo que se pretende no es un buen nivel de cualificación sino unos conocimientos mínimos y lo más polivalente posible, junto a un máximo de pensamiento acrítico. Cuando se presenta el Documento-Marco este no es más que un refrito de las propuestas más retrógradas de Bolonia con los objetivos de la nefasta LOU. Su insistencia en el cambio de metodología va encaminada no a mejorar la calidad educativa y los contenidos de la enseñanza sino a las técnicas de aprendizaje. Para los propulsores oficiales de Bolonia, los títulos deberán diseñarse en función de los perfiles profesionales que demanda el mercado. Pretenden despojar a la Universidad de los principios básicos por los que se ha regido a lo largo de la historia, para transformarlo en fábricas de títulos que atiendan en exclusividad al mercado y no a la sociedad. Los que defendemos una Universidad como centros de transmisión, de creación de conocimientos y de difusión y crítica del saber buscamos la máxima calidad y que esta esté al servicio de la sociedad. No nos queda otro remedio que oponernos radicalmente al proyecto de Universidad que diseña el gobierno con la excusa de Bolonia, aún a pesar que ésta declaración tiene aspectos muy aprovechables. Desde las instituciones universitarias y del Gobierno del Estado acusan a los que nos oponemos, a la falta de conocimiento del proyecto y que van a informar ampliamente. Está claro, que lo que quieren hacer no es informar, sino hacer propaganda para vender un producto infumable que va a llevar a la Universidad al deterioro total. Ha quedado claro que se necesitan cambios profundos, pero no los cambios que nos proponen en función del mercado. Lo que deseamos es que la Universidad futura recupere el papel social que ha tenido como centro de sabiduría crítica, fundamental para el avance de la sociedad Los que tan fervientemente defienden Bolonia son los mismos que han llevado a la Universidad al descrédito actual con una falta de inversión alarmante. Mientras que el Estado español destina el 0.91% del PIB, la Unión Europea a 15 se sitúa en el 1,3% del PIB y países como Suecia y Finlandia destinaban el 1,5% del PIB en el lejano 1996. En el año 2006 se gastaron 8.927 millones de euros, cuando la inversión debería rondar los 13.500 millones. Por eso, si el gobierno piensa que con la limosna de 120 millones de euros adicionales que acaban de conceder se terminara la protesta, es desconocer la realidad y pensar que los estudiantes y profesores somos imbéciles. Las plantillas de profesores no están ajustadas a la demanda de muchas titulaciones, no hay flexibilidad en el sistema para favorecer la movilidad docente y gran cantidad de proyectos de investigación carecen de fondos necesarios para su funcionamiento. Podemos comprobar como no hay una sola universidad española entre las cien primeras del mundo. Nos encontramos con una inflación de universidades, creadas al albur del clientelismo del político de turno, sin ver si tenían futuro, con lo cual cada vez su calidad disminuye y su futuro es más incierto. El proyecto actual de Bolonia no es asumible por el mundo universitario y empecinarse en mantenerlo es cometer un error mayúsculo, uno más de los que estamos sufriendo en el mundo de la educación. Señores del poder empiecen por invertir en educación y propugnen leyes educativas que estén al servicio de la sociedad y no de grupos determinantes. La sociedad española demanda un mejor sistema educativo y si queremos salir de la crisis actual con un mínimo de posibilidades, pasa por invertir y mejorar la educación del país en todos sus ámbitos.
EDMUNDO FAYANAS ESCUER

1 comentario:

  1. lo cierto es que a pesar de todo los que nos quejamos con el plan bolonia deberiamos de ser realmente criticos a¡y acceptar que es algo beneficioso para nosotros que dado la sociedad en que vivimos, no podemos aceptar el hecho de quedarnos estancados en españa y plan bolonia lo que hace realmente es abrirnos las puertas de Europa, lo unico que debemos hacer es comenzar a ser mas competentes porque la relidad es que el nivel academico en España es menor que en el resto de Europa

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